martes, 7 de mayo de 2019

COMO DESCUBRIR A UN MENTIROSO

1Los mentirosos suelen estar a la defensiva y es fácil que se resistan a colaborar. Las personas sinceras suelen estar dispuestas a dar explicaciones.

2. Los que mienten suelen controlar mucho la expresión de su rostro. Sonríen pero sin emoción. Los sinceros muestran una expresión facial normalizada.

3. También suelen evitar sentarse frente a quien interroga. En general se sitúan de lado y cruzan brazos y piernas. Los que dicen la verdad no dudan en ponerse de frente.

4. Quienes mienten controlan mucho los movimientos de las manospero mueven el resto del cuerpo. A veces agudizan la voz, respiran profundamente o suspiran. Los sinceros enfatizan y mueven las manos al ritmo del discurso. Sus reacciones fisiológicas se muestran naturales.

5. Quienes mienten suelen emplear palabras imprecisas para distanciarse emocionalmente de los hechos. Para ello, suelen emplear palabras como “tal vez”, “algunos”, “la situación”…

6. También suelen dar respuestas evasivas, piden que se repita la pregunta o incrementan las pausas para pensar las respuestas. Suelen empezar con frases como “pues para ser sincero…” Los que dicen la verdad suelen responder directamente y sin pausas.

7. Alguien sincero puede emitir imprecisiones pero no dudará en volver a explicarlas si es necesario. Quienes mienten mostrarán muchas resistencias para hacerlo. Y no solo eso: puede que se le escapen datos que intente rectificar rápidamente. Esos deslices pueden ser pistas certeras. Es bueno indagar en ellas.
El método más eficaz para obtener la verdad
Pero sin duda el método más eficaz para descubrir a una mentira y obtener la verdad es una confesión. ¿Existen medios efectivos para obtenerla? En la actualidad, el método Reid es uno de los más utilizados en interrogatorios de todo el mundo. Intenta crear situaciones opuestas que desestabilicen al sospechoso y provoquen “respuestas instintivas” que le hagan confesar. Su simplicidad y eficacia del método lo hace útil para la vida cotidiana. Consta de nueve pasos.
1. Se dirá a la persona que existe evidencia suficiente para acusarle. Aunque sea incierto.

2. Se le llevará al punto opuesto y se le tratará como una víctima. Se buscarán argumentos para alejarle de la responsabilidad de lo que se le acusa.

3. Se evitará que se excuse. Así impediremos que fortalezca sus defensas.

4. A esta altura el acusado intentará exponer las razones que le exculpan de la acusación. Cuando éstas son muy secundarias será generalmente culpable.

5. Mostrar comprensión para aumentar su receptividad y disminuir sus defensas.

6. Tranquilizar y dar alternativas; tras la presión pueden liberar el llanto. Ofrecer entonces una imagen paternal y presentar las opciones. Tendrán escasa conciencia de la situación que afrontar e intentarán escapar aceptando un “mal menor”.

7. Realizar una pregunta con dos respuestas en las que se asuma culpa, aunqueuna será más aceptable, como “¿Lo hiciste por voluntad propia o te obligaron?”. El inocente negará o se enfadará, pero la presión hará que el culpable responda sin percibir que se ha inculpado.

8. Dejar al acusado hablar de lo ocurrido. Si aún no ha confesado, seguramente  al ver caer su coartada la presión lo haga confesar.

9. Confesión.
Nunca es tarde. Podemos evitar caer en las redes de la cultura del engaño. Tenemos herramientas para ello. Sólo falta tomar conciencia y tener voluntad para trabajar en ello.

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